Entre 1964 y 1985, la Unión Soviética vivió lo que se conoce como el periodo del estancamiento económico, en dónde el gasto público (en especial militar, político y social) aumentó tanto que la URSS crecía a tasas mínimas, que, sumado al mantenimiento económico de organizaciones aliadas (como el Pacto de Varsovia o la COMECON), el país ya no percibía los ingresos ordinarios suficientes para seguir cubriendo el inmenso y exorbitante gasto público.
Esto se evidenció en demasía durante el Periodo de Leonid Ilich Brézhnev (1964-1982) quien (a través de la llamada Doctrina Brézhnev) pretendió aumentar la fabricación de armas bélicas (tanques, AK-47, aviones Mikoyán, etc) y nucleares para contener la expansión occidental en el bloque oriental.
Cuando Mijaíl Gorbachov asumió el poder en marzo de 1985, se percató de esta situación, y es por ello que redujo considerablemente el gasto público retirando a los 400 mil soldados soviéticos que tenía en Alemania Oriental y los otros 300 mil en el resto de Repúblicas pertenecientes al Pacto de Varsovia.
Así mismo, lanzó la Perestroika, que era una reforma económica cuyo objetivo era liberalizar (de forma parcial) la economía Soviética permitiendo la entrada de capitales extranjeros (Coca-Cola o Mc Donald's) y el emprendimiento personal.
Pero ni con aquellos cambios pudo seguir sosteniendo un sistema unipartidista que estaba encaminado a la desaparición gracias a sus políticas erradas de planificación estatal.
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